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miércoles, 28 de marzo de 2012

Subliminal

¿quien te mandó a esta parte, dime,... quien...?
cuando mi alma estaba helada, y el mas oscuro suspiro inundaba la estancia de mi vida
aparece la sensación sublime,
y yo, y mi enredado mundo se confunden, como el olor de la fresca mañana, que disfraza la oscuridad de la noche.
A tu lado dejo de lado toda mi vida enmudecida, todo sueño despreciado, toda mi juventud perdida, mis leyes personales, las que yo pongo y quito.

¿quien te lo dijo?
¿quién te hizo descubrir que sólo una leve mirada, una sonrisa tuya.... sólo eso se convierte en la savia que alimenta mis marchitas hojas?

Hablaste con quien sabía que necesitaba encontrar calma en la tormenta
… lo sabías,.... y por eso en el agua que mana de mi corazón en deshielo tú bañas las caricias,
y así, con una extraña excitación, entretenemos con nuestro juego la vida.

Y sabes como embelesar mi nostalgia,
y haces que camine en el hilo de luz que me deja tu sonrisa,
y me incitas a atarte con cuerdas de ternura, aunque se rompan en cada adios; y es mejor así.
Pero en cambio siempre sigues... siempre sigues ahí.

Espera.... tu que puedes.... haz que detengan el tiempo, que aún tengo que idear mil palabras que inciten a tu fugacidad a quedarse conmigo, al menos en el alma callada!

Espera.... ayúdame a romper las bifurcaciones!,.. para converger definitivamente en un sitio imaginario de tiempo, espacio y sentimientos.

A quien te puso alas blancas, dile....
dile que ya no estamos,
que nos perdimos en el infinito,
y que no hay agua que pueda apagar esta llama eterna.

lunes, 12 de marzo de 2012

Allí estaré

Con las luces apagadas, despues de haber flotado en sueños,
tras luciérnagas de agua, bordando círculos donde los colores ciegan
allí estaré,
leve y sonriente,
susurrando sonrisas de nacar
perdonando lanzas clavadas que al arrancarlas sangran agua,
en mitad del océano, rizando olas para dibujarles blancas coronas
que alcancen la firme tierra donde la piel nace.

allí,
estaré donde la pena desata nudos que un dia soportaron el peso de nadie
donde el perdón sonríe a la desazón,
en la penumbra gris, en la blanca letra de sal,
donde la daga segó mil horas de lucha,
donde siempre es de noche,
allí, en el sosiego, el que huele a calma y a verde,
allí estaré,

y me quedaré el tiempo que haga falta,
para consolar la alegría,
para desatar la cordura,
para saborear la vida,
... estaré.